Hermana. Mío Cid. Gaby-girl. Gabs. Loca. Ignorada por los amigos. Jani. Hay tantas maneras de llamar a la señorita de literatura. Gabriela Javier es chévere y tiene un cabello bien bonis -es una de las razones por las que la odio un toquesito cuando me acuerdo, solo que ella no lo sabe-; le gusta el chocolate tanto como a mí [recuerdo que cuando terminaban las clases en cierta academia pre universitaria, en nuestra carpeta se podía encontrar más dulces que en la misma cafeteria], pero a veces le da dolor de cabeza. Nunca he parrandeado con ella, pero apuesto a que también es chévere. Todo sobre ella es chévere y siempre me sorprende. No lo digo solo por cumplir. Lo digo porque necesita oirlo, o leerlo en este caso. Porque ella no cree que lo sea, pero está muy muy wrong. Lo digo... porque es cierto, aunque su mente de loca le diga lo contrario. Violencia Verbal o ¿Alguna vez aprenderé? -como se llama ahora- es un espacio en el que Gaby se desnuda casi por completo. Ella escribe y -no sé si es su intención- entretiene. A veces se pone emo. Es cuando la jodo duro. A veces me quita las... palabras del dedo. Creo que si ella supiera dibujar la odiaría -sanamente- mal, mal, mal. Puede escribir cualquier cosa, así sea la letra de una canción de esa música rara que ella escucha y nadie más, y todo encaja perfecto. Para terminar, Gaby es la única mujer que tiene todo el derecho de llamarme loser. Juro que a nadie más se lo permito. Monguis, yo te quiero invitar cigarros mentolados ya. No sé porqué tengo la sensación de que dejarás de fumar uno de estos días.
2 comentarios:
Ay, monguis, sábias que estoy tratando de dejar de fumar? Hay muchas cosas que tenemos que hacer, querida. Estoy al borde del llanto y la desolación. (Es mi modo emo de decirte gracias)
Soy síquica! Ya sabía que querías terminar tu relación con el cigarro ). No cambies, amix.
Publicar un comentario